¿Cómo afrontar unas navidades sin un ser querido y acompañar tus hijos?¿Cómo afrontar unas navidades sin un ser querido y acompañar tus hijos?Las Navidades suelen ser fechas de ilusión, celebración, festividad… Desde incluso meses antes de que comiencen, ya encontramos en los comercios decoración navideña. Las calles se van llenando de iluminación, la gente comienza a salir a buscar los mejores regalos. En la televisión comenzamos a ver anuncios de familias felices celebrando, en las redes sociales sugerencias navideñas…

Asimismo, las Navidades son, especialmente, unas fechas de unión familiar que giran mucho entorno a la infancia. A los adultos nos traen recuerdos de los niños que fuimos y vemos en los más pequeños el ansia e ilusión con la que viven la llegada de los Reyes Magos y Papá Noel.

En aquellas familias en las que ha sucedido una pérdida hace poco, estas fechas pueden vivirse con mucha ambivalencia. Ante el imperativo social de celebrar pueden sentir muy pocas fuerzas de hacerlo, sentimientos de tristeza, de desidia, de incluso irritabilidad ante tanta decoración. Ello puede comenzar incluso meses antes de que lleguen, anticipando ya el sufrimiento que van a suponer.

De igual forma, en nuestra sociedad, la muerte sigue siendo un tabú. Juntar la palabra muerte con Navidad, niños e ilusión suena inimaginable.

Es normal que ante la pérdida de un ser querido no se tengan las fuerzas para celebrar. Puede que esto ocurra incluso no las primeras navidades, sino las segundas o terceras. Según la psicóloga Alba Payás, las primeras navidades, si han sido muy cercanas a la pérdida, puede predominar un sentimiento de irrealidad. Mientras que en las siguientes se comienza a conectar más con lo ocurrido, pero a veces se tienen menos apoyos sociales que en las primeras.

Si en los adultos estamos llenos de frases prefabricadas para afrontar las pérdidas, con los niños más: “los niños no se enteran”, “al ser pequeños se adaptan más rápidamente”, “sufren menos que el adulto” (Esquerda, 2022).

Todo ello no son más que mitos, pues según la revista Pedriatrics de la Asociación Americana de Pediatría: “La muerte de una persona significativa en la vida de un niño es uno de los acontecimientos más estresantes que puede experimentar”.

“Para los niños los vínculos son las columnas que sostienen un edificio en construcción, dan forma al desarrollo y soportan la estructura” (Esquerda, 2022).

Con lo cual, la muerte de un ser querido en un niño puede suponer además de la pérdida en sí, que se tambalee esa estructura que le contiene y le da sostén en este momento de crecimiento.

La pérdida de un ser querido supone un terremoto emocional para toda una familia. En estas fechas, cada familia busca una manera de afrontar el dolor. Algunas deciden directamente suprimir esa celebración, hacer como si fuese un día normal.

Otras, prefieren irse de viaje a algún sitio que conozcan lo menos posible para así evitar los recuerdos, mientras que hay familias que procuran celebrarlo como siempre, pero sin hablar de lo sucedido.

Si es una familia que históricamente ha celebrado la navidad, los niños pueden no entender que se supriman las celebraciones, vivirlo con decepción y miedo.

Cuando el dolor se esconde, se vive en soledad por cada uno de los miembros. Guardarse el dolor hace que salga de otras maneras, en forma de irritabilidad, ansiedad, tensión en el ambiente.

En los niños, no hablar de la muerte, o no permitirles ir al funeral puede provocar que el niño viva la situación con mucha soledad y estrés. Sintiendo que tiene que mantener una fachada intacta de que todo va bien. Sin embargo, detrás de esa fachada puede haber tristeza, soledad y miedo. Las fantasías que se arman entorno a lo que no sea habla suelen ser mucho peores que la realidad misma.

La sobreprotección en estos casos deja al niño desprotegido y sin recursos para afrontar la pérdida que es una parte muy importante de la vida. El aprendizaje en el ser humano va muy de la mano del acompañamiento en el vínculo. Si el niño se siente acompañado por adultos que no tienen miedo de hablar de la muerte, se siente más seguro e interioriza los recursos para afrontar el dolor que le convertirán en un adulto fuerte y capaz de lidiar con las emociones dolorosas e intensas. “Lo que intranquiliza a un niño no es nuestro miedo a la muerte, sino el miedo a hablar de ello” (Puigarnau, 2014). Para ellos es muy angustioso pasar las fiestas haciendo como si nada.

Sentir que hay un ambiente en el que se permite que el niño haga las preguntas que le vienen a la cabeza con respecto a la muerte y que hay un adulto que las va a escuchar e intentar resolver en la medida que pueda es muy tranquilizador.

Puede ser muy complicado como adultos, acompañar a un niño en estos momentos cuando uno mismo está atravesando el sufrimiento del duelo.

Alba Payás, en su libro “El mensaje de las lágrimas”, nos da ciertas pautas para manejar mejor estas fechas con los más pequeños:

  • Planificar con antelación lo que se hará. En ocasiones cuando nos sentimos sobrepasados, tener que decidir genera mucha angustia. Tener un plan ayuda a dar seguridad y a poder seguirlo. También es importante escucharse, buscar lo que a uno le apetece más y poder permitírselo. Informar a los menores sobre como será el plan estas navidades.
  • Estar atentos a conductas que no suelen ser frecuentes en los niños y adolescentes. Los menores no tienen la misma manera de expresar el dolor que los adultos. A pesar de que, desde muy pequeños, registren los estados emocionales del adulto, ellos no tienen tan integrado el recurso de la palabra para expresarlo. En ocasiones lo manifiestan teniendo rabietas más frecuentes, volviendo a hacerse pis en la cama…Si se observan estas conductas, estar atentos a que pueden significar para traducir al menor que le puede estar pasando: “a lo mejor hoy estás enfadado porque echas mucho de menos al abuelo”. En caso de alargarse en el tiempo mejor consultar a un especialista.
  • Hacer una reunión familiar antes de que lleguen las fechas: hablar en familia de que la reunión es para planificar las primeras navidades sin esa persona, dejar espacio para que cada miembro exprese como se siente al respecto, incluidos niños y adolescentes, así como lo que necesitarían estos días.
  • Hablar de las tradiciones que se solían hacer navidades pasadas y cómo se quieren afrontar este año. De nuevo permitir que los más pequeños expresen también sus ideas, sus sentimientos.
  • Tener un momento de recordar a la persona fallecida, contar anécdotas, decir cuanto le echáis de menos. Con los niños, haciendo un dibujo para esa persona y colgándola en el árbol o encendiendo una vela por ella…
  • Los niños necesitan que se les asegure que van a venir los Reyes y Santa Claus, que tienen permiso para disfrutar de las fiestas a pesar de lo sucedido. Si no, pueden vivir con mucha culpa su necesidad de que no cambien los acontecimientos ilusionantes para ellos.
  • Planificar tiempo para descansar. Pedir ayuda y delegar. Aceptar que esas navidades puede que no te sientas feliz en ningún momento, pero pasará. Darse tiempo para procesar lo ocurrido sin meterse prisa por sanar. Ser más comprensivo con nuestro propio dolor ayuda a serlo con el de nuestros hijos.
  • Permitirse marchar de las reuniones sociales si se vuelven demasiado difíciles o directamente no ir. Escuchar las necesidades de los menores en estos casos. Puede ocurrir que dichas reuniones se conviertan en encuentros con personas que nos llenan de preguntas incómodas por no estar al tanto de lo ocurrido.

Un niño que se ha sentido escuchado y comprendido en su dolor en la infancia se convertirá en un adulto capaz de sujetar el sufrimiento, entendiendo lo que le ocurre y con capacidad para acompañarse a sí mismo en esos momentos difíciles. Todas las personas en un momento u otro de nuestras vidas caminamos entre las ruinas de un terremoto. ¿De que depende que podamos mantenernos de pie? En gran parte de las experiencias que tuvimos en el pasado donde nos sentimos amados (Puigarnau, 2014).

Fuentes:

 

Puigarnau, A. P. I. (2014). El mensaje de las lágrimas: una guía para superar la pérdida de un ser querido.

Esquerda, M. (2022). Hablar de la muerte para vivir y morir mejor: Cómo evitar dolor y sufrimiento añadido al final de la vida. Alienta Editorial

Fundación Alentia